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lunes, 29 de julio de 2013

La ministra que no amaba a las mujeres

Lunes, 29 de Julio, 2013
- Las últimas medidas de Ana Mato indignan a los colectivos feministas
- "Gobierna a golpe de catecismo ideológico retrógrado", le acusan
Ana Mato, ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
EN solo cinco días, la ministra Ana Mato se ha doctorado en desigualdad. El gobierno del Partido Popular ha suspendido todas sus convocatorias de política de género y ha sacado dos ceros patateros en materia de igualdad. La ministra de Sanidad, pero también de Igualdad y Políticas Sociales, ha embestido contra la libertad de las mujeres, atacando la línea de flotación de sus derechos fundamentales. Primero, fue la decisión de excluir a lesbianas y solteras en los tratamientos de reproducción asistida. Perlas dialécticas como "la falta de varón no es un problema médico", la han catapultado al abismo. La ofensiva se remató con su intención de maquillar las estadísticas de violencia de género con una purga numérica, al ceñirlas solo a mujeres hospitalizadas.
Mato, la titular más discutida de una cartera del PP por su conexión con la trama Gürtel, se vuelve a situar en el epicentro del huracán, tras liderar una suerte de sección femenina que aplica su catecismo ideológico y su visión monolítica de la familia. Y es que el catecismo y el Mein Kampf han sustituido a la educación a la ciudadanía. Los colectivos feministas, que hicieron incluso un escrache frente al domicilio de la ministra, aseguran que el Partido Popular "impone su ideario retrógrado que retrocede a los años 50 del siglo pasado", al tiempo que anticipan que "vamos a dar la batalla por la igualdad, libertad y corresponsabilidad entre hombres y mujeres porque se están cargando décadas de luchas".
Las primeras críticas arreciaron con rapidez contra el Ministerio de Sanidad tras conocerse su decisión de excluir a lesbianas y mujeres solas de los tratamientos públicos de reproducción asistida, es decir, de las técnicas de inseminación artificial o fecundación in vitro. Una medida tachada de "homófoba", "machista", "ideológica" o "inconstitucional" por los colectivos afectados. Sin embargo, desde el departamento de Sanidad aseguraron que el objetivo es primar a las mujeres con problemas diagnosticados de esterilidad.
"Es una clara discriminación por motivos ideológicos para proteger solo un tipo de familia", denunció Isabel Gómez, vocal de Igualdad de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales. En su opinión, la medida "choca frontalmente con la doctrina del Tribunal Constitucional" en la sentencia que avala el matrimonio homosexual. Igual de crítica se mostró la asociación de consumidores Facua, que calificó de "homófoba y machista" la iniciativa. En su opinión , "resulta intolerable que se aleguen criterios terapéuticos y preventivos para unos criterios que solo pueden cumplir unas familias heterosexuales".
sigue la tradición franquista
"No a ser mujeres de segunda"
Las reacciones han desatado un reguero de pólvora que ha encendido la mecha de la indignación. Esperanza Montero, presidenta de Cogam, afirmó que la ministra Ana Mato responde a las presiones del lobby eclesiástico que quiere volver a situaciones preconstitucionales. "Aunque afortunadamente esa situación acabó legalmente en 1978 con la Constitución Española, vemos que todavía las mujeres tenemos que estar luchando por y para la igualdad". Montero lanza un ultimátum a Mato y le insta a dimitir. "Es lo mejor que puede hacer esta ministra, que tantos dolores de cabeza nos ha dado con medidas que atentan contra los derechos humanos y fomentan la discriminación".
Lesbianas vascas, salvaguardadas de la decisión de Madrid ya que Osakidetza ha comunicado que continuará con los tratamientos, también refrendaron la inconstitucionalidad de la medida, y señalaron que "el hecho de que las madres lesbianas queden fuera de la cobertura sanitaria para la reproducción asistida las condena a ser mujeres de segunda, igual que a las madres solteras, en la más pura tradición franquista".
Una nueva e indiscutible discriminación de la sanidad pública que, sin embargo, se antoja un brindis al sol ya que tendrá pocos efectos prácticos. La Sociedad Española de Fertilidad, que agrupa a la mayoría de clínicas privadas de reproducción asistida del país, ya ha confirmado que la medida no tendrá demasiado impacto en sus servicios porque lesbianas y mujeres solteras ya acuden mayoritariamente a la red privada para evitar dilatar el proceso.
erradicar la violencia machista
Registro parcial y partidista
Sin reponerse aún de uno de los mayores retrocesos legislativos de la democracia, la segunda medida de Ana Mato cayó como un jarro de agua helada, avanzando que no se considerará violencia machista una paliza que no precise hospitalización. El cribado de las estadísticas de maltratadas, considerando únicamente aquellas que sean ingresadas al menos 24 horas, es tachado de un regreso al siglo XIX. No en vano, un estudio del CIS demostró que en España son casi 600.000 las mujeres que sufren la violencia de género, y que casi el 80% no denuncia ni acude a un hospital diciendo que ha sido agredida por su marido o por su pareja.
Con esta decisión, el Gobierno del PP acabaría de un plumazo con la violencia de género. A juicio del colectivo de mujeres progresistas, "solo caben dos posibilidades, o que el desconocimiento de los responsables sea tan grande que no tengan consciencia de lo que han propuesto, o que la ofuscación por erradicar la igualdad de la agenda política sea tan enorme que actúen con pleno conocimiento para desarrollar una estrategia que invisibilice esta violencia, y así no tener que cuestionar la ideología de la desigualdad ni que las mujeres sean algo más que "esposas, madres y amas de casa". Consideran, sobre todo, que minimiza la dimensión de la violencia de género, una violencia estructural que ha sido ocultada históricamente y amparada por las normas de convivencia actuales, hasta el punto de llegar a ser considerada como "normal".
Para Patricia Luquin, de IU, transmite además un "mensaje perverso y peligroso" de que el resto de agresiones "dejan de ser violencia machista". A juicio de Micaela Navarro, exconsejera de Igualdad de la Junta de Andalucía, "nunca voy a poner en duda el rechazo de la ministra a la violencia de género, su interés porque no exista, pero sacarla de las estadísticas no sirve para erradicarla, solo para esconderla", sentencia.
Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad, profundiza en la misma idea sin tapujos. "Si todo lo que no sea mujer hospitalizada no es violencia, entonces las denuncias que hagan las mujeres que sufran agresiones físicas, psicológicas y sexuales que no conlleven ese ingreso clínico serán denuncias falsas. Con lo cual se cierra el ciclo, y además de demostrar que la violencia de género no existe y que ha sido "un invento interesado del feminismo para lucrarse", se dejará constancia de la maldad y perversidad de las mujeres que denuncian a sus parejas "para quedarse con la casa, los hijos y la paga".
Desde el PSOE, aseguran que la estadística, tal y como la plantea el gobierno, "olvida al grueso de víctimas que padecen malos tratos y que sufren agresiones de distinta gravedad, insultos, amenazas o maltrato psicológico".
http://www.deia.com/2013/07/29/sociedad/estado/la-ministra-que-no-amaba-a-las-mujeres

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