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miércoles, 29 de mayo de 2013

«Matarlo sería una venganza muy dulce, lo que se merecía era sufrir»

Miércoles, 29 de Mayo, 2013
 Enlaces:
- La madre del presunto asesino fue amenazada por el entorno de la procesada 
- Piden 20 años para una mujer por ordenar el asesinato del amante que compartía con su hija
- Piden 20 años para la mujer que tramó la muerte de su amante y novio de su hija
- La hija de la supuesta inductora del crimen de la Cubela se reconoce culpable

La presunta inductora del crimen, durante la vista, el lunes.
La hija de la presunta inductora del asesinato del joven que compartía con su madre en A Coruña dice ser la «única» que tramó el crimen
La adolescente tiene 16 años y acaba de dar un paso adelante que nadie hasta ahora se atrevió a dar, el de asumir la autoría intelectual de un crimen pasional. Juró que lo urdió ella sola, buscó a las personas idóneas, le puso fecha, llevó a la víctima adonde ella quería y envió a dos hombres contra él. Ella dice que no lo quería matar, solo que sufriera, pero a uno de los sicarios se le fue la mano y le clavó a la víctima un cuchillo en el corazón. Dos días después, la cría se presentó en el velatorio, se puso frente al cadáver, sacó su teléfono móvil y le hizo una foto. Luego la envió a una de las muchas amantes con las que el hombre la engañaba adjuntando un mensaje revelador y tétrico: «Ya te dije que si no era para mí, no sería para nadie».
Casi año y medio después de los hechos -sucedieron el 11 de enero del 2012 en la plaza de la Cubela, en A Coruña-, la muerte del joven al que tanto quiso, sin importarle tener que compartirlo con su propia madre y sabe Dios con cuántas mujeres más, no la encoge. Sentada tras un biombo por ser menor y a un metro del jurado popular, declaró que su intención no era la de matarlo, sino de darle un duro escarmiento. Porque matarlo «sería una venganza muy dulce para alguien como él, que no sentía nada por mí, ni por mi madre, ni por ninguna de las mujeres con las que estaba». Y si no era matarlo, ¿cuál era su propósito? Pues «darle una paliza, que sufriera lo máximo posible, y cuando se curase, volver a pegarle, y así siempre».
El fiscal, en su legítimo papel de aguarle la declaración, le preguntó si todo esto lo dice porque es menor, sabe que no irá a prisión y así salva a su madre. La adolescente lo negó. Dijo que por primera vez cuenta la verdad porque es «injusto» que su madre siga un día más en prisión por algo que no hizo y que si algún día se autoinculpó fue precisamente para exculparla a ella.
Pero hay muchas cosas que no encajan en su relato. Empezando por los mensajes que envió tanto ella como su madre por móvil los días previos y posteriores al crimen. Si la menor fue la que convenció al exmarido de la madre y a su entonces pareja oficial -sin olvidarse de Jonier- para que ejecutaran su plan, por qué el teléfono de su madre estaba en la Cubela -junto al domicilio de la víctima- en el momento de los hechos (la empresa de telefonía así lo acredita), llamando y enviando los mensajes. La adolescente dice que se lo cogió y lo llevó con ella, pues el suyo también se localizó en el lugar.
Hay más cosas por las que las acusaciones ponen en duda la nueva versión de la chica, como que siempre nombrase a su madre en los mensajes a los presuntos autores del crimen como la persona que lo organizaba todo. Ella dice que lo hizo para que le hicieran mucho más caso.
Tapadera
En cuanto a la relación con Jonier, la menor no escondió lo mucho que lo quería. Recordó que Jonier le decía que su madre solo era «una tapadera» para poder estar cerca de ella. Luego negó, al contrario de lo que dijo su madre, que la víctima hubiese abusado de ella, que las relaciones eran consentidas. Cuando su madre se iba al trabajo -es marinera profesional en Ferrol-, ella acogía a Jonier.
En aquella casa de Perillo (Oleiros) donde vivieron madre e hija, en la que de todo ha sucedido, nunca se había llegado tan lejos. Es cierto que alguna vez se estuvo a punto cuando la presunta inductora del crimen amenazaba de muerte a toda mujer que se acercara a Jonier, según declararon ayer dos de las novias del fallecido. Dicen que la procesada era tan celosa que llegó incluso a hacerse con la contraseña de su Facebook para hacerse pasar por él y poner a cada una de sus amigas en su sitio. Y eran muchas.
El fiscal y la acusación particular, que piden 20 años de cárcel para la supuesta inductora y para los presuntos autores materiales, más que una mala historia de amor, lo que ven es un asesinato urdido por ambas y ejecutado por sus respectivas parejas oficiales. Ambos, sostienen las acusaciones, tenían motivos de sobra para querer verlo muerto, pues Jonier se veía con sus respectivas parejas.
El exmarido de la procesada negó tener algo que ver en el crimen. Dijo que aquella noche no había acudido a casa de la procesada, al contrario de lo declarado por ella, por el autor de la puñalada y por la menor.
Sentada entre ellos lleva dos días la joven a la que ponen el sambenito de encubridora -el fiscal pide que sea condenada a año y medio de prisión-. Negó haberse callado el asesinato para proteger a su novio, el joven al que achacan el navajazo mortal. Explicó, eso sí, que la menor, con la que mantenía cierta amistad, le había confesado días antes del asesinato que su madre y ella querían escarmentar a Jonier. En principio, le confesaron que su intención era invitarlo a cenar, envenenarlo y cuando estuviera inconsciente, darle una paliza y dejarlo desnudo en un parque.
Al día siguiente, según reconoció, su novio la llamó para contarle que había dado dos puñaladas a uno y que no sabía si lo iba a denunciar. No sabía que lo había matado.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2013/05/22/matarlo-seria-venganza-dulce-merecia-era-sufrir/0003_201305G22P8993.htm

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