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domingo, 29 de enero de 2012

Lucía Otero Gato: «Para mí era un castigo tener que estar con mi padre. No me quería»

La chica no entiende por qué la alejaron de su madre cinco años
Domingo, 29 de Enero, 2012
Lucía Otero, con su madre, Águeda (en primer plano).           
Lucía Otero Gato cumplirá 19 años a principios de abril. Desde que es mayor de edad se ha marcado un objetivo, evitar que a otros niños les ocurra lo que a ella. Se vio obligada a vivir durante cinco años en centros de menores por su negativa, desde muy pequeña, a pasar fines de semana alternos y vacaciones con su padre. Ahora acaba de presentar en la Xunta una reclamación en la que demanda de la administración el pago de 50.000 euros por los daños morales que le causaron al haberla privado del cariño de su madre durante ese tiempo.
-¿A quien responsabiliza de lo que pasó?
-A la jueza que le concedió la custodia a mi padre y que trató de convencerme de que me fuera con él, a sabiendas de que yo no quería, y que fue la que le concedió la guarda a la Xunta. A los técnicos de menores y a los responsables de los centros en los que estuve en Lugo y particularmente en Vigo. Excluyo al de Ferrol porque gracias a su directora conseguí volver a casa unos meses antes de cumplir la mayoría de edad.
-¿Por qué no querías ir con tu padre?
-Para mí era un castigo tener que estar con el. No me quería. Cuando iba a su casa, no me hacía ni caso. Me llevaba a la playa, y se iba al bar y me dejaba sola. Se dedicaba a hablar mal de mi madre y de mi abuela. En una ocasión me llevó a la fuerza al endocrino para que me diera unas pastillas para adelgazar, que no me recetaron. Cuando iba a su casa, no me dejaba que llamara a mi madre por teléfono. Decía que no había línea porque faltaba la luz, y yo, inocente de mí, iba a comprobarlo a la casa de los vecinos. Creo que solo pretendía que estuviera con él para exhibirme delante de los demás.
-¿Cuántos años tenías?
-Todo empezó cuando tenía cinco. Pero fue en aumento. Llegué a desear que no llegaran las vacaciones para no tener que irme con él. No lo soportaba, me ponía enferma. Pasé muchas tardes en el despacho de la juez ade Vilalba. Ella, tratando de convencerme de que fuera con mi padre, y yo, diciéndole que no quería. Al final me dijo ?o tu padre o un centro, elige?, y no lo dudé ni un minuto: el centro. Iba por seis meses y pasaron cinco largos años. 
-¿Recuerdas cuándo te separaron de tu madre?
-La víspera de mi 12 cumpleaños me citaron en Vilalba. No conseguí dormir en toda la noche porque algo presentía. Me obligaron a tomar tres o cuatro pastillas antes de que sufriera ninguna crisis, y me metieron en una ambulancia que había en la parte trasera del juzgado. Estuve ingresada una semana en pediatría, en el Xeral, sin ninguna explicación ni visita. Finalmente vinieron técnicas de menores y me dijeron que no iba a ver más a mi madre. Me llevaron a un centro de menores de Lugo y me obligaban a ver a mi padre dos días por semana.
-¿Y tu madre?
-Me llevé una gran alegría un día que la vi a la puerta del colegio de A Ponte. Vino dos veces y nos abrazamos. Después, se enteraron en el centro, y, como castigo, me trasladaron a Vigo sin decirme dónde me llevaban. A mi madre tampoco se lo comunicaron. Pasamos siete meses sin saber la una de la otra. Fue horrible. Mi padre, sin embargo, venía a verme una vez a la semana, hasta que consideraron que su presencia podría ser peligrosa para mí. Una vez transcurridos los siete meses, me traían desde Vigo al punto de encuentro a Lugo para que pudiera ver a mi madre, pero en visitas supervisadas.
«Llegué a desear que no llegaran las vacaciones para no tener que irme con él»
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/lugo/2012/01/29/lucia-otero-gato-mi-era-castigo-tener-estar-padre-me-queria/0003_201201L29C2991.htm

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