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jueves, 17 de enero de 2013

“Lágrimas de cocodrilo”

Cada año se suicidan en España más de 700 hombres en proceso de separación y divorcio. Unas muertes que no han provocado modificación alguna en leyes como la de violencia de género.
Jueves, 17 de Enero, 2013
Enlaces:
- “Las leyes de la etapa ZP, como la del divorcio o la de violencia ‘de género’ cuya injusticia lleva año a año a muchos varones a la desesperación que precede al suicidio”
 - «Cuando te quitan hasta los hijos, te matan en vida y vas al suicidio»
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Diego de los Santos Parejo.
«Han bastado dos o tres suicidios para que se paralicen los procedimientos de desahucio en este país, y se acelere la modificación legislativa correspondiente. Me alegra esta reacción. Pareciera que la muerte es el último gran tabú que los políticos aún no han profanado. Los jueces, el Consejo general del Poder Judicial, la Defensora del Pueblo y hasta la Iglesia se pronunciaron pidiendo un cambio en las leyes. Y los dos principales partidos se pusieron inmediatamente manos a la obra. La muerte parece que los pone a todos de acuerdo, al menos ante la mirada atenta de una ciudadanía aturdida y angustiada por el diario aluvión de malas noticias. Pero no nos dejemos engañar por la demagogía política esa perversión de la democracia esa "perversión de la democracia" que se rasga en pública las vestiduras ante determinadas muertes ignorando otras.
Cada año se suicidan en España más de 700 hombres en proceso de separación y divorcio. Unas leyes masivas, que no han provocado, hasta la fecha modificación alguna en las leyes de la etapa ZP, como la de divorcio o violencia de género, que discrimina gravemente al sexo masculino y cuya injusticia lleva año a año a muchos varones a la desesperación que precede al suicidio. El problema es que estas muertes de hombres no solo no entraban en el guión demagógico del ´"género" para fijar el voto femenino, sino que son muertes muy incómodas. Si se demostrara que son muertes provocadas por una acción legislativa estaríamos ante una forma de genocidio, pues no sólo con pistolas se mata a un ser humano. Será por eso que en 2005 el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) elimino la variable "estado civil" de las estadísticas de suicidio, borrando, literalmente, estas muertes de la realidad oficial. E imposibilitando visualizar la estrecha vinculación entre los suicidios de hombres y la legislación de "género" en las separaciones. Los actuales datos sobre suicidios se los debemos a la investigación privada llevada a cabo desde la sociedad civil. en concreto desde FEDERGEN o Federación de Asociaciones de Víctimas de las Leyes de Género, así, como suena. Asociaciones “incorrectas” que no han recibido ni un euro de las arcas públicas, ignoradas tanto por los progresitas del PSOE, como por los conservadores del PP.
Cuando un drama no existe oficialmente no resuelve jamás. Cuando se niega una injusticia, ésta no se repara nunca. La negación de la realidad es una doble vulneración de los derechos de los afectados, porque se niega la existencia misma de los afectados, y la existencia misma de los derechos vulnerados. Una forma refinada de demagogía, que roza la barbarie, de la que la Historia es prodiga en ejemplos. Por eso, la primera medida contra la demagogia política que nos carcome sería una estricta legislación punitiva contra toda la forma de manipulación oficial de la información. Hay muchos ejemplos, además de suicidios, como la escandalosa manipulación en el recuento de muertes en pareja que realiza el Observatorio de Violencia de Género del CGPJ,  que omite a muchos de los muertes pero que contabiliza a todas las muertas -y ofrece, pues, una visión flasa de la realidad.
La demagogia politica en democracia es lo más parecido al totalitarismo, porque al sustraer la verdad al ciudadano lo priva de su capacidad de reaccionar, y lo encarcela tras los infames barrotes de la ignorancia, para queno perturbe el orden moral y legalmente establecido. Me alegro de que los suicidios de los desahucios hayan servido para cuestionar una legislación probablemente injusta, pero no me cabe duda de qu eesto se ha producido porque a determinados sectaores de la poítica les ha interesado ahora avivar ese fuego. Y me duele, profundamente, que otras muertes como muchos suicidios masculinos en proceso de separación, sean istemáticamente ignorados por los responsables últimos, que son los políticos. Por eso no puedo evitar ver, a veces, lágrimas de cocodrilo en su compungidos rostros. Y en sus sentidas palabras de condolencia ver pura demagogia, que enmascara la frialdad que les impidió, quizás, evitar algunas muertes, y que aún les permite discernir entre unos muertos políticamente correctos -que dan votos-, y los otros.
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