Reunión de los lunes

Nos reunimos todos los lunes a las 20,30 horas en la C/Vinaroz nº31, entrada por C/Pradillo, MADRID ¡TE ESPERAMOS!

lunes, 2 de julio de 2012

De padres separados a buenos papás

Lunes, 2 de Julio, 2012

Para nadie es un secreto que cada día son más las parejas separadas. Incluso nos atreveríamos a decir que el número de familias compuestas por papá, mamá e hijos sorprendería a muchos. Ante esa realidad, también sería lógico pensar que los adultos, de alguna manera, han adquirido experiencia en el tema. Casi todos tenemos un familiar o conocemos a alguien que ha atravesado por este proceso o tal vez nuestros padres lo vivieron… quizás incluso nosotros ya lo experimentamos en carne propia.
Sin embargo, aquí no se aplica el dicho de que la práctica hace al maestro. “Cuando una pareja se separa, por lo general comete los mismos errores que se han presentado por años en lo que se refiere a los hijos”, asegura la doctora María Teresa Posada de Vergara, sicóloga y directora del Nuevo Gimnasio La Cúspide y quien, desde su labor como educadora, tiene más de 30 años de experiencia en el manejo de niños y adolescentes, hijos de padres separados.
Entonces, la pregunta es: ¿cuáles son esas faltas? De acuerdo con los expertos, son varias, pero todas tienen un origen común: la dificultad de la pareja para dejar de ser esposos y convertirse en buenos padres. No es un paso sencillo. Después de una ruptura quedan muchas heridas por sanar y a veces el adulto está tan sumido en su dolor, que olvida que los hijos también necesitan rehacer su vida –y eso no lo pueden hacer solos– o, en el peor de los casos, los pone en medio del conflicto.
Para facilitarle este proceso, y con ayuda de la especialista, elaboramos esta guía que le servirá para no caer en los errores del pasado. Una recomendación por anticipado: léala con atención y procure hacerlo en un momento de gran tranquilidad porque cambiar comportamientos no es sencillo, y si todavía le duele su separación, el asunto se complica.

Primer paso. Una “curita” para el corazón

Un divorcio es una pérdida y por eso debe manejarse como un duelo. Nada de frases al estilo de: “Estoy perfecta, ese no significó nada para mí”, “¿A quién le importa que se haya ido? Yo estoy feliz”, “Voy a celebrar que por fin me separé”…
Mejor dése la oportunidad de pasar por todas las etapas: negación, ira, depresión y aceptación. Pero no se tome mucho tiempo, tenga presente que su(s) hijo(s) está(n) viviendo lo mismo. Busque maneras que le ayuden a reparar sus emociones pronto; así será más sencillo para los dos pasar de ser unos padres divorciados a unos buenos papás.
Buscar ayuda profesional, si cree necesitarla, o simplemente encontrar un hombro amigo donde llorar, son dos de las mejores terapias. El tiempo también puede convertirse en un gran aliado siempre y cuando lo use a su favor, viva el día a día y no se sienta mal si algunos son muy tristes y otros fantásticos.
Los expertos también aconsejan que aunque tenga pocos ánimos, nunca descuide su apariencia personal ni se encierre. Propóngase realizar alguna actividad agradable, ya sea practicar un deporte, visitar una biblioteca o salir a caminar al centro comercial. Mantenga la mente activa y relajada, y de esta manera el dolor irá disminuyendo.
Aunque les suene cursi a algunas personas, leer listas de frases alentadoras, ver películas donde las parejas divorciadas resuelven sus problemas con los hijos y leer libros de superación personal, ayuda mucho.

Segundo paso. ¡Que reine la paz!

Hacer frente a una separación resulta más fácil si ustedes aprenden a llevarse bien. Hagan hasta lo imposible para darse una tregua en las peleas y en los argumentos desagradables que se decían el uno al otro. Las disputas después de una ruptura son muy negativas para los niños, especialmente si ellos quedan en el medio; esto hace que sea mucho más complicado superarlo. Por eso, independientemente de los problemas de pareja, ahora su misión es proporcionarles un ambiente pacífico a los hijos.
Ellos solo se sentirán seguros si existe un clima de confianza, respeto y afecto entre ustedes. Así que busquen la manera de que la convivencia sea lo más civilizada posible y por nada del mundo se muestren celosos, heridos, traicionados o enojados si los niños tienen una excelente relación con el otro; sus hijos deben sentir la libertad de relacionarse con cualquiera de los dos.

Tercer paso. Tiempo: ¿50 – 50?

Uno de los primeros temas en los que deberán ponerse de acuerdo es en cómo van a repartirse el tiempo con los hijos. “Debemos partir de la base de que no existe una medida ideal. Lo cierto es que los niños y jóvenes tienen el derecho de estar con cada uno de sus padres y nunca se les debe prohibir el poder hacerlo” afirma la doctora Posada.
Para saber qué les conviene a los niños, ella aconseja establecer, de común acuerdo, entre padres e hijos (si estos tienen la edad para opinar al respecto) cuáles serían las fechas que van a compartir con papá o con mamá. “Lo mejor –aconseja la especialista- es realizar un cronograma con el fin de que todos conozcan el horario, el cual debe ser flexible, en la medida en que se presente alguna dificultad. Lo importante es avisarles a los hijos con anticipación”.
Según la doctora María Teresa, lo básico es la calidad del tiempo, no la cantidad. “Esto implica que los padres les ofrezcan toda la atención, respeto, compromiso y amor. Los niños nunca deben percibir que es una obligación, todo lo contrario, deben sentir que es un derecho adquirido”.
Y advierte que cuando un programa de visitas es impuesto, las cosas no van a fluir en la forma ideal… y el más perjudicado será el niño. “Si uno de los padres no desea estar con sus hijos no se le debe obligar, pues el sentimiento que ellos experimentan es que papá o mamá está ahí por una imposición. Y esta situación les genera angustia, dolor, incertidumbre, ansiedad, agresividad, baja autoestima, problemas en el rendimiento académico y dificultades de comportamiento, entre otros”.

Cuarto paso. Ojo con la disciplina

Si no lograron ponerse de acuerdo cuando eran esposos, menos lo van a hacer si están separados y más aún cuando se trata de establecer reglas… Pues resulta que podría sorprenderlos el hecho de descubrir que, como ya no existe la presión de una relación, les resultará más sencillo hablar de normas para los chicos. En todo caso, este es un punto vital y tal vez en el que más fallan los padres.
“Juntos, con los hijos, necesitan generar normas de convivencia, horarios, rutinas, sanciones y castigos; que todos sean lo más puntuales posible y además tener mucho cuidado en la aplicación de las normas. En otras palabras, evitar que uno de los padres sea autoritario y el otro permisivo”.
Así mismo, es importante que los adultos hagan acuerdos para evitar que los hijos manipulen esas diferentes situaciones de conflicto donde todos pierden. Una actitud abierta acerca de lo que está sucediendo, el diálogo constante y buscar siempre la conciliación, son claves para sortear los momentos difíciles.
Por supuesto, será más sencillo obtener el compromiso del niño con las nuevas normas si tiene un espacio propio en cada casa, donde tenga sus juguetes, ropa e implementos personales. Esto le genera seguridad y sentido de pertenencia. Recuerde que también debe tener un lugar donde hacer las tareas, esta es una actividad que debe repartirse por igual entre los dos padres.
Si duda no será tan fácil como coser y cantar, pero tampoco hablamos de misiones imposibles. Todas las separaciones son igualmente traumáticas, para padres e hijos, pero está en usted hacer que la vida, de ahora en adelante, sea más sencilla para todos.
En últimas, cuenta con una ventaja adicional: su caso no es el único, hay muchos como usted atravesando esta situación, y aunque al principio parezca duro, es posible superar un divorcio y llevar una vida familiar feliz.

DIME QUÉ EDAD TIENE…

“Si bien cada familia es muy diferente, hay niños pequeños muy afectados, como también los hay adolescentes y adultos”, asegura la doctora María Teresa Posada de Vergara, sicóloga, cuando se refiere a los estragos que puede causar una separación de pareja con hijos.
De acuerdo con la edad, cada niño puede experimentar ciertos comportamientos que, de ser conocidos de antemano por los padres, les será más fácil manejarlos.
- Entre 1y 3 años. El niño muestra un comportamiento irritable. Siente miedo de situaciones que antes no se lo causaban e incluso es posible que tenga regresiones en su proceso de desarrollo.
- De 3 a 6 años. Puede volverse muy obediente o extremadamente rebelde. Su rendimiento escolar tiende a afectarse y por lo general tiene problemas para dormir bien.
- De los 6 a los 9 años. Suele experimentar rabia, tristeza y nostalgia por el padre que se fue.
- De los 9 a los 12 años. Es común que manifieste sentimientos de vergüenza o de enojo por el comportamiento de los adultos.
- Adolescente. Lo usual es que muestre una madurez acelerada; es decir, adopta el papel del progenitor ausente. Sin embargo, otros jóvenes se pueden ir al lado opuesto o sea tener serios problemas para obedecer las normas. Otros se sienten culpables por la separación de sus padres.

HABLE, HABLE… Y HABLE

“Siempre creí que mi hija había tomado nuestra separación con una madurez increíble, pues a pesar de tener solo 11 años y de presenciar todas nuestras discusiones, se le veía tranquila y siguió con su vida normal. Es más, nunca la vi llorar. Por eso no vi la necesidad de hablar sobre lo que nos estaba pasando, pensé que lo había aceptado como algo normal. Pero cuando me llamaron del colegio a decirme que ahora se la pasaba sola en los descansos y que lloraba todo el tiempo, me di cuenta de lo equivocada que estaba”. Sonia S.
No importa la edad de su hijo o lo tranquilo que parezca, él o ella necesita oír de ustedes una explicación de lo que está pasando y así suene evidente, es muy importante que le aclaren que esta es una decisión tomada exclusivamente por los dos, que él o ella no tiene ninguna responsabilidad y que le van a seguir amando aunque ya no sean una familia. También es clave que le permitan expresar sus sentimientos, sin descalificarlos.

LOS 10 NO DE LOS PADRES SEPARADOS

Aunque le cueste mucho, pero mucho trabajo, evite a toda costa seguir alguno de estos comportamientos.
1. No se refiera a su expareja como “la tonta”, “ese desgraciado” o “el infeliz aquel”… y menos delante de los niños. Con tales calificativos únicamente los hiere a ellos. Diga mejor: “el papá de mis hijos” o “mi expareja”.
2. No descalifique las normas de disciplina que él o ella impongan. Si no está de acuerdo, hable directamente con su exesposo(a).
3. No utilice a los pequeños para mandar razones. Si le resulta muy complicado o molesto contactar a su ex, envíele un correo electrónico o un mensaje de texto.
4. No olviden las normas de cortesía. Cuando se encuentren deben saludarse y despedirse cordialmente.
5. No ponga a su hijo en contra de su papá o de su mamá. Que usted haya dejado de quererlo(a) no quiere decir que él deba hacerlo también
6. No lo chantajee con regalos ni se convierta en alcahueta. La responsabilidad de educarlo es de los dos.
7. No crea que su misión como papá o mamá terminó cuando su relación acabó.
8. No permita que terceras personas se involucren. Las abuelas, las tías o las nuevas parejas deben mantenerse al margen. ¡Y por favor! No les permita expresarse en términos poco corteses acerca de su expareja.
9. No le haga preguntas a su hijo sobre la vida del otro padre.
10. Nunca ponga a su hijo en una situación (por sencilla que parezca), en la que deba escoger con cuál de los dos quiere estar.
http://www.eluniversal.com.co/especiales/nueva/de-padres-separados-buenos-papas-82318

No hay comentarios: