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viernes, 27 de abril de 2012

La Generalitat prepara un decreto que comporta reducir la superficie de las habitaciones

Viernes, 27 de Abril, 2012
Solteros, divorciados, parejas, familias con hijos, monoparentales, padres y madres separados con custodia compartida que se reparten a días el piso. Convivencias de lo más variadas que no se ven reflejadas en la tipología de las viviendas que se construyen y en las necesidades de los usuarios. De ahí que la Generalitat elabore un decreto de habitabilidad, ahora en exposición pública, con el que pretende flexibilizar la distribución de los pisos y adecuarlos a las nuevas necesidades sociales y también a las del sector de la construcción, en claro retroceso. Una de las primeras conclusiones de la norma es el mantenimiento de la superficie mínima de las viviendas en 40 metros cuadrados, al tiempo que se reducen las dimensiones de las habitaciones. Así, las dependencias dobles pasarán de tener un mínimo de diez metros a sólo ocho y, en el caso de las individuales, de ocho a seis metros cuadrados.
Los espacios más reducidos, pensados para los nuevos modelos de familia, ganan terreno. Sólo en Barcelona, las familias monoparentales son la modalidad de hogar más extendida, formada en su mayor parte por mujeres. Superan a los hogares formados por parejas sin hijos.
La superficie mínima de los 40 metros cuadrados la impuso el anterior Govern tripartito en el 2009. En principio, la voluntad del actual Govern es mantener esta dimensión, aunque el secretario de Habitatge i Millora Urbana, Carles Sala, explica que se está estudiando una alegación de la Federació de Municipis de Catalunya para reducir el tamaño mínimo a los 36 metros cuadrados, una superficie que está aceptada por el Plan General Metropolitano. La aceptación de esta alegación está pendiente del análisis de los técnicos, según asegura Sala. En este sentido, sostiene que pese a la reducción las habitaciones serán amplias, a pesar que de las superficies absolutas serán inferiores a las de antes. Para garantizarlo, el decreto prevé que en ellas se pueda inscribir un cuadrado de 2,60 metros en las de 8 m2 y de 2 m2 en las de 6 m2.
Sala se reunió el miércoles por la tarde con arquitectos de la asociación Arquitectes per l'Arquitectura para explicarles las líneas básicas de la futura normativa. Ignacio Paricio, presidente de la entidad, rechaza lo que denominó "jibarización" de la vivienda convencional, al tiempo que aplaudió la mayor flexibilidad que aporta el decreto para proyectar viviendas adecuadas a las complejas y diversas necesidades del próximo futuro. En opinión de Paricio, "las formas de convivencia son ahora imprevisibles y existen diversas formas de ocupación de una vivienda". Un fenómeno que no se refleja en la tipología de vivienda que se construyen en la actualidad, muy compartimentada e inflexible. En este sentido, considera que el tamaño de las viviendas no debe legislarse desde la suma de compartimentos mínimos, ya que no son necesarios para garantizar la calidad de una vivienda. Por eso, reclamó a la Generalitat crear cuatro ámbitos de alojamiento: de uso temporal, nuevo, existente y rehabilitado, que permitan aproximarse a los pisos que se puede encontrar en el mercado "a partir de unos principios genéricos no descriptivos".
Durante el acto, en el que estuvieron presentes arquitectos como Oriol Bohigas, David Mackay o Enric Massip, Paricio arrancó el compromiso del secretario de Habitatge i Millora Urbana de crear una comisión de aplicación de la normativa.
Para los promotores, el nuevo decreto aporta mayor flexibilidad a la hora de proyectar edificios de viviendas. Es decir, la Associació de Promotors i Constructors de Catalunya (APCE) considera que es necesario fijar unas superficies mínimas, pero no unas máximos como hacía la normativa del 2009, que encarecía el producto final por la cantidad de requisitos necesarios para construir un piso. "Antes -dice un portavoz de la asociación- era difícil que un piso de 65 o 70 metros cuadrados construido entre medianeras, la mayoría en Barcelona, tuviera tres habitaciones. Las superficies mínimas exigidas hacían imposible esta división". Según la APCE, con el futuro decreto será viable.
Otra de las novedades que introducirá la futura normativa tiene relación con la concesión de cédulas de habitabilidad. Sala explica que en el caso de las viviendas nuevas la vigencia pasará de los 15 a los 25 años. "Consideramos que con la evolución de los materiales empleados en su construcción y los requisitos del Código Técnico de Edificación, mucho se debería deteriorar un piso para perder la habitabilidad en 25 años", sentencia.
Pero, sin duda, una cuestión que sacará del apuro a miles de ciudadanos, según explica Enrique Vendrell, presidente del Col·legi d'Administradors de Finques de Barcelona i Lleida, es la posibilidad de que viviendas afectadas por planes urbanísticos que no se hayan consolidado puedan obtener dicho documento, sin que esto suponga ningún reconocimiento de su legalidad. "A partir de ahora se tendrá en cuenta la habitabilidad del piso, si está en buenas condiciones para que alguien pueda vivir en él", dice Vendrell.
En este contexto, considera que este logro es muy importante respecto a la anterior norma, que se mostraba inflexible y exigía cuestiones que iban más allá de la habitabilidad del propio edificio para obtener la cédula, un documento sin el que no se pueden hacer obras de rehabilitación, vender, alquilar o contratar suministros básicos.
En su opinión, estas restricciones "excesivas" han provocado un incremento de infraviviendas. Pisos en los que no se ha podido ni hacer reformas y que se han acabado alquilando de forma ilegal porque no han podido tener salida de otra forma.
A modo de ejemplo, explica el caso de los denominados pisos de portera, muy típicos en el Eixample. "Cada edificio dispone de una limitación urbanística sobre el número de pisos que puede tener. Si es de 25, no puede haber más viviendas. Para legalizar un piso de portera es necesario pedir una licencia al Ayuntamiento e iniciar una farragosa burocracia", apunta. A partir de ahora, si está en buenas condiciones, sólo se tendrá que pedir la cédula.
El Col·legi d'Administradors de Finques presentó una batería de alegaciones que fueron aceptadas en un 90%. Aun así, se han vuelto a presentar enmiendas. Vendrell considera que establecer mínimos en cuestiones de altura de techos, teniendo en cuenta la casuística de viviendas en Catalunya, donde muchas son antiguas, puede condenarlas a infraviviendas. 
http://www.lavanguardia.com/vida/20120427/54285554004/generalitat-prepara-decreto-reducir-superficie-habitaciones.html

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