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sábado, 4 de febrero de 2012

Suben los casos de maltrato de hijos a padres en la capital

Sábado, 4 de Febrero, 2012
no aparecen en las estadísticas, ni en los informes oficiales. Las víctimas prefieren no hablar de ello y en raras ocasiones, sólo en casos extremos, denuncian. Hablamos de la violencia de hijos hacia sus padres, una forma de maltrato psicológico y también físico de la que es complicado saber y, más complicado aún, salir
A pesar de que la Fiscalía de Menores de Cuenca no facilita datos numéricos al respecto de la incidencia de este tipo de violencia en los hogares conquenses, en aras de proteger la identidad de los menores, los psicólogos consultados por este periódico confirman que hay un aumento de casos no sólo en Cuenca, sino en toda la región, que se viene experimentando e incrementando en los tres últimos años.
El psicólogo clínico José Antonio González comenta al respecto que “el aumento puede deberse a que cada vez se educa más a los hijos en la sobreprotección, de modo que se les acostumbra a que tengan derechos como que los padres les hagan los deberes o acomoden las comidas a su gusto”. Estos gestos, que pueden parecer pequeñeces cuando son niños, se vuelven en contra de los padres en la adolescencia hasta el punto de que, si no obtienen lo que quieren, los hijos pueden optar por usar la violencia para lograrlo. 
Dos perfiles
Pero ¿qué lleva a un hijo a ejercer violencia contra sus padres? El experto comenta que, en general, suelen darse estas situaciones porque el adolescente, especialmente el varón, se da cuenta de que ejerciendo la violencia obtiene más resultados hacia sus peticiones que de otra forma.
    Es por eso que los especialistas en educación infantil y juvenil aconsejan poner límites en la educación de los hijos desde pequeños, a fin de que conozcan hasta dónde pueden llegar y, sobre todo, cuáles son las vías aceptadas para la negociación en cuanto a los límites y las libertades en el hogar.
Por lo que respecta al perfil de los hijos violentos, José Antonio González explica que es diferente en chicos que en chicas, ya que mientras ellos suelen optar más por la violencia física “porque a esa edad empiezan a ser más corpulentos que sus padres”, ellas se decantan por la violencia física, los insultos y las vejaciones, que en ocasiones pueden hacer incluso más daño que un golpe.
La adolescencia es el momento crítico para la aparición de casos
La mayor parte de casos de violencia de hijos a padres se dan en la adolescencia. Así lo constatan en sus consultas los psicólogos consultados por el periódico que trabajan sobre estos temas en Cuenca. Esto es así porque “cuando dan el estirón, especialmente los chicos, es decir, pasados los diez años, se sienten poderosos sobre sus padres porque físicamente son más altos que ellos, de mayor envergadura y les dominan” comenta José Antonio González, psicólogo en la Clínica Recoletas de Cuenca.
¿Cómo se puede reconocer los síntomas cuando el problema aún es atajable? A fin de prevenir situaciones de malos tratos que minan la relación familiar y dejan “tocados” psicológicamente a los padres, es importante fijarse en cuestiones como las reacciones que el menor tiene hacia las órdenes que le dan los padres y que los padres analicen sus comportamientos hacia el hijo o hija para comprobar si le están consintiendo o protegiendo demasiado.
El papel de los abuelos
Otras veces, quienes consienten demasiado a los menores no son los padres, sino “los abuelos”, comenta González. Sin dejar de reconocer la encomiable labor que abuelos y abuelas hacen en la educación y cuidado de los nietos, especialmente de los más pequeños, el psicólogo pone el foco en los límites que los abuelos ponen a los caprichos de los menores a su cargo y que, en ocasiones, no se corresponden con los marcados por los padres y, lo que es peor, son más flexibles.
“En casos de maltrato de hijos a padres es importante también ver qué forma de relacionarse tienen los menores con sus abuelos, qué beneficios entre comillas ha conseguido en casa de los abuelos y quiere luego trasladar a la de los padres y cómo entran en conflicto los criterios de unos y de otros” señala el experto.
Secuelas en los padres

Algo bueno de todo esto es que los padres antes sentían más vergüenza de tratar el problema pero ahora “cada vez buscan más ayuda” confirma González. “Primero empezaron ellos pero luego se sumaron los medios de comunicación hablando del problema, lo que ha sido muy positivo para ellos, primero porque no se sienten solos y segundo porque han aparecido profesionales especializados en estos casos” precisa.
A pesar de ello, las secuelas que tiene sobre los padres que sus hijos ejerzan violencia sobre ellos siguen siendo terribles y están ahí. Pasan por “una angustia terrible y un conflicto grave, ya que al ser su hijo, además de tratar el problema quieren seguir protegiéndole”. Atajarlo y empezar cuanto antes el tratamiento, son clave.
Los malos tratos, también entre adultos
A veces, las situaciones de maltrato no se quedan en la adolescencia, sino que crecen con los hijos y llegan hasta la edad adulta o aparecen en ella. La psicóloga Lucía Solana comenta que, desde que comenzó la crisis y con ella, el regreso al hogar de muchos hijos que se habían independizado, han aumentado los casos de violencia familiar.
    “Muchas veces el hijo ve su vuelta como un fracaso y paga su frustración con las personas que tiene más a mano” comenta Solana. En estos casos tampoco es más sencillo tratar el problema, ya que en ocasiones conlleva necesariamente la denuncia hacia el agresor pero los padres, como es natural, se resisten a hacerlo.
    Finalmente, otro tipo de violencia de hijos adultos a padres es la que ejercer, consciente o inconscientemente, personas de mediana edad hacia sus padres ancianos.
http://eldiadigital.es/not/44654/suben_los_casos_de_maltrato_de_hijos_a_padres_en_la_capital/

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