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viernes, 10 de febrero de 2012

La maduración de la afectividad

Viernes, 10 de Febrero, 2012
Por Luis Fernández Cuervo* Domingo, 5 de Febrero de 2012
Los seres humanos somos seres sociales y la primera escuela de socialización de los niños es el ambiente en que se crían y se van desarrollando. Y no da lo mismo que ese ambiente sea un orfanato, una madre soltera, un padre o una madre divorciados, un hogar donde reina el egoísmo o la violencia, o un ambiente donde los hijos crecen viendo el mutuo cariño de sus padres y el amor que ambos tienen a sus hijos.
Hoy se van difundiendo los Cursos de educación en la afectividad (que incluye la sexualidad), pero todavía la mayoría de los padres no han estudiado esos cursos como para poder dar una buena educación en la afectividad a sus hijos. Pero aunque no lo pretendan siempre están educándoles, bien o mal, en la afectividad. ¿Por qué? Porque el niño observa y absorbe todo como una esponja, lo imita, lo interioriza y así va echando los primeros rudimentos de su personalidad.
Pero no todos los hermanos lo hacen igual. Según su temperamento, su mayor o menor sensibilidad e inteligencia, y según las relaciones que cada uno tenga con su madre y su padre, va estructurando su personalidad con modalidades distintas.
¿Qué pasa en los casos en los que esa maduración afectiva se tuerce hacia la homosexualidad? Con pequeñas diferencias, todos los terapeutas especializados en estos casos coinciden en la visión que sus pacientes tienen de su niñez. Muchos de ellos recuerdan un padre hostil, distante, o demasiado crítico, violento o alcohólico. Otros, un padre que le desatiende en favor de sus hermanos, o que desprecia su sensibilidad como cosa poco viril. La mamá es percibida como sobre-protectora, más por los niños que por las niñas. También son perjudiciales los padres que trataron a la hija como si fuera un chico, o al niño como si fuera niña. Muchas lesbianas confiesan un fuerte odio a su padre por su desprecio o indiferencia a ellas desde pequeñas, que lo trasladan después a una fobia contra todos los varones. No son infrecuentes los casos en que, ellas o ellos, sufrieron algún tipo de abuso sexual en la niñez o adolescencia.
Como la vida humana no es geometría, siempre queda el misterio de por qué un mal ambiente familiar tiene distintos alcances en distintos hijos. La inteligencia y la voluntad, libres, hacen que, incluso en hermanos gemelos, uno puede llegar a ser un buen ciudadano y el otro un delincuente. De hogares deficientes pueden salir algunos hijos deficientes y otros que se superan y crían a sus hijos con el amor y cariño que a ellos les faltó.
La conducta homosexual, cuando aparece tarde en un adulto puede tener orígenes muy distintos, especialmente en los bisexuales. Algunos de los mujeriegos, ya un tanto aburridos de las mujeres, buscan nuevas emociones sexuales fuertes con los varones adultos o en la efebofilia, el sexo con adolescentes.
El estudio, titulado Teen sex: the parent factor de la Heritage Foundation, (7-10-2008), arroja buena luz sobre este papel de los padres en la educación sexual de sus hijos, incluyendo la adolescencia. Las conclusiones de este informe señalan que la influencia positiva de los padres sobre el comportamiento sexual de sus hijos se relaciona sobre todo con la fortaleza de la estructura familiar, la existencia de una comunicación fluida entre padres e hijos y la claridad con que los progenitores desaprueban el libertinaje sexual de sus hijos.
Desgraciadamente, el "homosexualismo político" que quiere inculcar Obama en todos los países, procura quitar a los padres los derechos que la ley natural les da para educar a sus hijos. Y ese mismo imperialismo intolerante lo siguen la ONU, varios gobiernos europeos y un montón de ONGs, creadas y financiadas para esa misma finalidad antihumana.
*Dr. en Medicina. Columnista de El Diario de Hoy.
luchofcuervo@gmail.com
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=50839&idArt=6606891

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